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Bienaventuranzas y ayes(A)

20 Alzando los ojos hacia sus discípulos, decía:

«Bienaventurados vosotros los pobres,
porque vuestro es el reino de Dios.
21 Bienaventurados los que ahora tenéis hambre,
porque seréis saciados.
Bienaventurados los que ahora lloráis,
porque reiréis.
22 Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien, os aparten de sí, os insulten y desechen vuestro nombre como malo por causa del Hijo del hombre.

23 »Gozaos en aquel día y alegraos, porque vuestra recompensa es grande en los cielos, porque así hacían sus padres con los profetas.

24 »Pero ¡ay de vosotros, ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo.

25 »¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre.

»¡Ay de vosotros, los que ahora reís!, porque lamentaréis y lloraréis.

26 »¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!, porque así hacían sus padres con los falsos profetas.

El amor a los enemigos y la regla de oro(B)

27 »Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odian; 28 bendecid a los que os maldicen y orad por los que os calumnian. 29 Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, ni aun la túnica le niegues. 30 A cualquiera que te pida, dale; y al que tome lo que es tuyo, no pidas que te lo devuelva. 31 Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos.

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